Los perros se han ganado el título de “el mejor amigo del hombre” en nuestra cultura por su fidelidad, por protegernos de los extraños y estar con nosotros en las buenas y en las malas. Por eso estos peludos tienen un lugar en nuestro corazón y siempre gozarán de nuestro amor y cariños, pero ¿te has preguntado cómo ellos sienten este amor?
Seguro cuando tu perro te recibe moviendo la cola, te lame la cara o las manos, o se sube a tu cama para dormir, sientes que te adora y que sólo tiene ojos para ti, pero, aunque esto sea muy probable, el amor de los caninos no es como el de los humanos.
Según algunos expertos en comportamiento canino, el amor de los perritos se genera bajo las mismas estructuras cerebrales en las personas, es decir, tienen cambios químicos similares, como el producir oxitocina que genera el sentimiento de apego y confianza con su manada, o la serotonina que demuestra su bienestar y felicidad. Sin embargo, también se sabe que el comportamiento de la mente de nuestros mejores amigos equivale al de los niños de dos años de edad, lo que también les permite expresar miedo, alegría, ira o sorpresa.
Pero de estas emociones básicas al amor hay un gran paso, largo y complejo, incluso en los humanos, ya que requiere capacidades cognitivas más elevadas, las mismas que nos permiten sentir vergüenza, culpa o soberbia, y que contribuyen a procesos como los pensamientos y el lenguaje.
Aunque los científicos hagan equivalentes las capacidades cognitivas de nuestras mascotas con los de los niños humanos, no quiere decir que deban compararse, ya que no tenemos los mismos patrones de representación.
Por ejemplo, para los perritos un lamido puede significar que busca alimento, y entre los humanos se puede tomar como una muestra de afecto o hasta un beso. Todavía no podemos comprobar que lo sea o no.
Entonces, ¿esto significa que mi perro no me quiere? ¡Para nada! Sólo quiere decir que el amor de los perros se expresa de diferente manera. Los expertos señalan que las conductas afectivas en nuestros lomitos existen, ya que está probado que recienten la muerte de amigos de su propia especie; por lo que si tenemos a nuestros traviesos desde cachorros, el lazo de cariño es más fuerte y cercano. Bastará con leer su lenguaje corporal para encontrar esas señales.
¿Lo has visto brincar de emoción cuando llegas a casa? ¿Lo has visto ladrar cuando gritas de sorpresa o miedo? ¿Busca tu atención para jugar cuando estás cerca? Tu mejor amigo te adora y disfruta de su compañía más de lo que piensas. No olvides tener un veterinario de cabecera para reforzar tu amor por su salud.
